Cada semana nos regalamos una reflexión sobre algún valor, un acontecimiento, una fecha litúrgica, la vida salesiana o algo que nos resulte de interés. En el inicio de esta Semana Santa nos regalamos esta reflexión:
FELIZ FIESTA DE MARÍA AUXILIADORA
A días de la fiesta de nuestra madre, les dejo como recuerdo una hermosa imagen que el hermano Stefan Crescia -un salesiano joven de Argentina- ha dibujado tiempo atrás imaginándose a nuestra Madre, Maestra y Auxilio en acción.
– Mirándola así, cobijando la realidad desgarradora de los jóvenes más abandonados, renovamos ante ella nuestro deseo de imitarla saliendo al encuentro de quienes están más desprotegidos, de jugarnos en serio por los que más nos necesitan.
– Al contemplarla llegando a todos con su manto, recordamos un sueño de Don Bosco donde la pequeñita imagen de la Auxiliadora que está en el patio del Oratorio se va agrandando y va cobijando a todos los jóvenes que están expuestos a la furia de un elefante que los quiere destrozar. Leyendo nuevamente ese sueño podremos reparar en un pequeño detalle: Don Bosco es puesto al tanto de lo que ocurre por Mamá Margarita y, al bajar al patio para ayudar a los jóvenes, lo primero que hace es tocar al pasar el manto de la estatuita. Basta ese pequeño gesto para entrar en sintonía y ponerse a ayudar… juntos.
– Descubriendo a los chicos y chicas que cubre con su cariño vemos a sus hijos más queridos, a los mismos que en el primer sueño le indica a Don Bosco como el campo donde trabajar: “lo que veas que sucede aquí deberás hacerlo con estos, MIS HIJOS”.
– En fin, a la luz de esta hermosa y sugestiva imagen nos recordamos de otro lindo cuadro pintado esta vez con palabras por el Papa Francisco: “María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura. Ella es la esclavita del Padre que se estremece en la alabanza. Ella es la amiga siempre atenta para que no falte el vino en nuestras vidas. Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas. Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia. Ella es la misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su cariño materno. Como una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios” (EG 286).
¡Feliz Fiesta de María Auxiliadora!
Y que ella nos siga conectando con lo esencial de nuestra vocación y misión.
¡Un abrazo grande!
P. Manolo Cayo, sdb