Nos regalamos una reflexión sobre algún valor, un acontecimiento, una fecha litúrgica, la vida salesiana o algo que nos resulte de interés.
EDUCAR CON EL CORAZÓN DE DON BOSCO
En la tradición salesiana se denomina “Sistema Preventivo” a la experiencia espiritual y educativa vivida por Don Bosco, y, en seguimiento suyo, por toda la Familia Salesiana.
Toda obra salesiana que acoge a los y las jóvenes no es simplemente un espacio físico, circunstancial, una institución que ofrece servicios educativos y pastorales, sino primordialmente un ambiente educativo, un ecosistema pedagógico. Para Don Bosco la educación que él se propone, se realiza, en primer lugar, en y a través de un “medio ambiente vital”, de un hábitat sano donde se respira y vive una atmósfera de intensos valores humanos y cristianos que oxigenan y revitalizan el cuerpo y el espíritu de quienes entran en contacto con él y en el que los y las jóvenes se desintoxican de cuanto pueda atentar contra su salud corporal, psíquica y espiritual.
Un ambiente humanamente sano ofrece modelos de comportamiento y valores con los cuales identificarse y ayudan a progresar en la propia autorrealización, al mismo tiempo que influyen directamente en los procesos de socialización y educación que acompañan la vida del niño y del joven.
De esta incuestionable importancia e influjo de los ambientes en la vida de las personas, especialmente en la edad infantil y juvenil, brota la constante preocupación de Don Bosco por generar un ambiente educativo caracterizado por el espíritu cotidiano de los valores que lo animan y el tipo de relaciones que deben crearse y fortalecerse constantemente en él y por las propuestas e iniciativas que se ofrecen.
Es ésta la razón por la cual el Oratorio de Valdocco no fue simplemente la primera obra de Don Bosco sino el más auténtico laboratorio de su pedagogía: ahí se creó, se forjó y se consolidó el Sistema Preventivo. Por esta razón, la experiencia oratoriana se ha constituido en el paradigma, en el modelo de referencia de toda praxis educativa salesiana, en fuente de inspiración y criterio de autenticidad, de discernimiento y renovación a cuya imagen debe irse recreando toda obra salesiana.
La vida misma del Oratorio se convirtió en “escuela” y “lección” cotidiana para los jóvenes que vivían en ese ambiente oratoriano, al punto de crear en los muchachos una nueva forma de ser: de pensar, de sentir, de vivir, de convivir y de actuar: el “ser salesiano”.
Si el mejor tratado de pedagogía salesiana es una biografía de San Juan Bosco, escrita con mirada educativa, la mejor sistematización del Sistema Preventivo es verlo en acción en el Oratorio de Valdocco, donde se experimentó por casi 50 años bajo la guía de Don Bosco y debería ser visto hoy en acción en la vida cotidiana de nuestros centros educativos, encarnado en cada uno de ellos de manera original.
Ahora bien, el Oratorio de Valdocco fue para los jóvenes, y así debe ser para nosotros en toda presencia salesiana, un auténtico ecosistema educativo, cuyos componentes esenciales son:
Una casa de puertas y corazones abiertos, donde se encuentra un hogar, una familia que acoge y comparte.
Una escuela que socializa y construye el conocimiento y educa para la vida.
Una comunidad cristiana que evangeliza y educa en la fe.
Un patio donde se comparte la amistad y la alegría.
Mario Peresson Tonelli sdb